¿La semilla de la felicidad -o de la infelicidad- se siembra en la infancia?
¿qué huella deja en todos nosotros la etapa de la vida que no recordamos?
¿es posible traer a la consciencia esas huellas para poder crear vínculos más saludables con nuestras criaturas y promover una sociedad más sana?
Esas preguntas son el hilo conductor del viaje intimista y radicalmente honesto que Maru Solores ha realizado para dar a luz a su película Aztarnak – Huellas. Una película bellísima que da voz a madres y padres que emprendieron un camino de consciencia a raíz de su maternidad-paternidad, al abrigo del Centro Hazi Hezi , creado por los médicos Cristina Aznar (DEP) y Ramón Mauduit en San Sebastián.
«Esa parte de la vida que no podemos recordar es, para mí, algo esencial, porque desde la vida intrauterina estamos construyendo las raíces del ser humano. Esos años donde esa memoria celular tiene mucho que ver, donde la emoción está impresa en nuestro cuerpo, en nuestros músculos. Eso puede ser duro de recordar, pero el no recordarlas no quiere decir que no estén impresas»
afirma Cristina Aznar en la película.
Ciencia y experiencia, lo onírico y lo cotidiano se tejen maravillosamente en la película, al recoger tanto la voz de las familias, auténticas protagonistas de la cinta, como de profesionales de la perinatalidad que nos hablan de lo que la ciencia ha revelado acerca de la etapa más importante y determinante de la vida: Cristina Aznar y Ramón Mauduit, Michel Odent, Ibone Olza, Laura Gutman, Rafael Benito, José Luis Gonzalo Marrodán. Esa suma de voces conforman un relato imprescindible sobre la importancia de aquello que no se ve, coloreado por bellísimas imágenes de la naturaleza que son en sí mismas toda una declaración de intenciones.
En suma, Huellas – Aztarnak es una película que todo el mundo debería ver, pues todos nacemos y muchos criamos la sociedad de mañana.